12/1/10

Yo sabia que algo andaba mal

Ayer no me sentía cómodo en mi oficina. Era como si mi cuerpo se estuviera calentando poco a poco hasta que comencé a sudar profusamente. Saben el cuento que dice que si hechas un sapo en agua hirviendo este salta para huir, pero si lo hechas en el agua tibia y lo calientas hasta que hierva se queda? Pues asi me sentia yo. Como si estuviera en un pote lleno de agua que iba calentando poco a poco hasta el punto de ebullición.

No entendia lo que sucedia. Le pregunté a la recepcionista si sentia el calor y esta me miró como si estuviera loco. Sin entender, regresé a mi oficina, pero noté que ella tenia un abrigo puesto. Luego me enteré que la calefacción estaba dañada y la temperatura estaba muy fría y por eso me miró de esa manera.

Mi oficina estaba insoportable... el calor continuaba... la piel se me quemaba y sentia como me salía un sarpullido por todo el cuerpo, como si el calor quisiera escapar por mis poros. Eran las tres de la tarde y no aguantaba más. Agarré mi computadora portatil y salí corriendo del Departamento de Gerencia de la Universidad donde trabajo. Agarré el primer ascensor que encontré y este estaba repleto de estudiantes. Estamos en semana de finales y un grupo acababa de salir de su último examen. Los estudiantes hablaban excitados del examen y de lo que planificaban hacer durante las vacaciones de invierno. ¡Yo no podia soportar! Me sentia apretado, atacado, sin aire. Me estaba asfixiando. Tanta gente, tanto hablar, iba a gritar... pero escuché el sonido que indicaba que habiamos llegado al primer piso, y desesperadamente empujé a los estudiantes y salí corriendo del ascensor. El caminar por el espacio abierto del edificio me hizo sentir mejor, pero la quemazón continuaba aumentando, a punto que los pelos del brazo se estaban quemando. Era algo inconcevible. ¡Como era posible que mis pelos se quemaran pero no hubiera fuego y como era posible que yo era el unico con esta sensación!

Caminé en dirección a la salida, ansioso de salir afuera, donde el invierno me proveia de una temperatura sumamente agradable de 30 grados Fahrenheit. Normalmente odiaria esta temperatura, pero bajo mi estado solo podia pensar en quitarme toda la ropa y lanzarme en la calle con el frio y apaciguar mi calentón. De repente viré a la derecha y me topé con aquella monstrosidad. En mi mente de repente todo era claro... la fuente de mi quemazón era obvia....


!Mi universidad habia colocado un nacimiento en el edificio!

2 comments:

Hector said...

En mi universidad tambien hicieron eso, LOL

Anonymous said...

jajaja