En Chicago, se ha visto el siguiente caso:
Un árabe-americano, dueño de un Dunkin' Donuts (un local para vender donas y café), ha tenido que dar su franquicia luego de perderla en una batalla legal contra la cadena sobre sus objeciones religiosas de vender productos de cerdo.
Resulta que el dueño se rehusaba a vender cualquier producto que contenia cerdo pues es musulmán, y cuando la cadena le dijo que si no vendia estos productos, le iba a quitar la franquicia, este decidió llevarlos a corte por "discriminación religiosa".
Este caso, aunque inofensivo, es indicativo de como la religión, un asunto que debe ser personal, afecta a todos los demás y en ocasiones de forma muy perjudicial. De la misma forma que este individuo, hemos visto como enfermeras, farmaceuticos y doctores se rehusan a llevar a cabo su labor porque su amigo imaginario se los dice. Estas acciones afectan a los demas y en estos casos pueden tener repercusiones sumamente serias.
La solución a este problema es bien sencillo. Si tu religión no te permite comer/tocar/oler el cerdo, pues no trabajes en un restaurante o una carniceria y buscate otro trabajo. Si tu amigo imaginario no le gustan los métodos anticonceptivos, no trabajes en una farmacia. Si tu religión no esta de acuerdo con el aborto o las píldoras anticonceptivas, no trabajes en una farmacia o con un ginecólogo. Estoy seguro que hay muchísimos más trabajos que no interfieren con tus absurdas creencias.
Fuente: Chicago Breaking News
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