Esta es la cara de la maldad. Su nombre es Samira Jassam, y en nombre de la religión se dedicaba a enviar hombres a violar mujeres. ¿Su propósito? Aprovecharse de ellas en su momento más bajo, cuando estaban avergonzadas y aterrorizadas (recuerden que en la mayoria de las situaciones se considera culplable a las mujeres cuando son violadas y son condenadas a muerte) para convencerlas de ser mártires y por lo tanto poder librarse de su verguenza y culpabilidad.
La policia de Irak la arrestó hace poco y esta se considerá responsable de reclutar a 80 mujeres para su causa y para servir como bombas suicidas.
Aqui es que puede terminar una cultura patológicamente religiosa: con parásitos como este que explotan el miedo y el odio para crear más miedo y más odio.
Fuente: news.com.au
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