Una de las técnicas utilizadas por las instituciones religiosas es la de juramentaciones de virginidad, donde los jovenes juran que van a abstenerse hasta el matrimonio y hasta se ponen un anillo, demostrando su orgullo.
Un estudio realizado recientemente ha demostrado que estas actividades no funcionan, pues los jovenes que participan tienen la misma probabilidad de tener sexo que aquellos que no participan y por ende, no hacen la promesa/juramentación. Para empeorar la cosa, los jovenes que sí participan tienen menos probabilidad de practicar el sexo seguro y prevenir enfermedades o el embarazo.
"Estudios previos han encontrado que los que juramentan tienen más probabilidad de atrasar el sexo que los que no juramentan." dijo Janet E. Rosenbaum, autora del estudio en John Hopkins. "Utilizé la misma data pero un método estadístico distinto."Con este nuevo método, la investigadora pudo comparar a los que juramentan con los que no juramentan pero a la misma vez tienen una probabilidad de atrasar el sexo.
Lo triste es que aquellos que juramentan tienen una probabilidad de 10% menor en usar condones u otros métodos de control de natalidad. El propósito es que este tipo de educación los inculca con una visión negativa e inadecuada de los condones y el control de natalidad.
Otra cosa interesante es que cinco años despues de juramentar virginidad, más del 80% de los jovenes negó haber hecho el juramento alguna vez en el pasado.
Para los religiosos, la educación es una dicotomia, donde se les enseña a ser virgenes o se les incita a tener sexo y esto es falso. A los jóvenes se les debe proveer toda la información, libre de prejuicios y dogmas religiosos para que ellos esten informados y puedan hacer lo correcto por ellos mismos. Si deciden no tener sexo, no alegramos por ellos, pero si no que lo hagan correctamente y se protejan de enfermedades y se eviten los embarazos innecesarios.
Fuente: Washington Post
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