La ciencia si sirve como fuente de virtud

Muchos piensan que sin la religión, el mundo se va a tornar en un cataclismo donde vamos a matarnos unos a otros, todos seremos homosexuales, el canibalismo será aceptado y el aborto se declarará el deporte nacional. La forma de pensar continua diciendo que la ciencia no solo no provee valores, si no que también reduce los que tenemos ahora mismo, quitandole valor a lo que no se puede medir. La ciencia supuestamente convierte los atardeceres en ondas de luz, el romance en químicos y hormonas y destruye los mitos y nos roba la magia y el misterio. Dennis Overbye hace un buen contrapunto, que contradice este argumento. Para este, si quieres encontrar una fuente de buenos valores, solo tienes que mirar a la ciencia.

Todo esto es basura. La ciencia no es un monumento de Verdad recibida si no algo que la gente hace para encontrar la verdad.

Esta labor, la cual ha transformado el mundo en las ultimos siglos, si enseña valores. Esos valores, entre otros, son la honestidad, la duda, el respeto por la evidencia, la apertura, la responsabilidad y la tolerancia y más que todo, el hambre por los puntos de vista opuestos. Estos, sin descaro, son los principios pragmáticos que guian el zumbido, las pruebas, los empujones, las exploraciones, la instrumentación, los argumentos, los chismes, los chistes, los sueños y la nube de actividad, la cual el biólogo Lewis Thomas una vez comparó con un hormiguero, que esta suavemente y completamente penetrando todos las grietas y agujeros de este mundo.

Nadie apareción en una nube y le enseño a los científicos estas virtudes. Este comportamiento simplemente evolucionó porque funciona.

Nadie, excepto la religión, puede negar que el experimentar, el cuestionar, el explorar, el buscar argumentación y contrapuntos es malo. Como investigador y profesor, puedo dar fe de que el proceso científico de descubrimiento, publicación y desmantelación de teorías genera paciencia, aceptación y especialmente humildad. Una cualidad esencial que nos brinda virtud.

Fuente: New York Times via Pharyngula