La Blasfemia debe ser una herramienta para educar

Ayer celebramos el Dia de Blasfemia y como podrán haber notado, hice una pequeña competencia en la cual reté a mis lectores a blasfemar con el incentivo de ganarse una promoción en este blog.

Ahora, la razón de hacer la competencia no fue un simple capricho mio, si no que como educador que soy, queria utilizar la situación para pararme en mi podio e intentar llevar un punto a colación y aprovechar la situación para educar.

Como habrán notado, yo no tengo ningún problema con la blasfemia. Creo en la libertad de expresión y no me ofendo de lo que dicen las personas sobre mis pensamientos, creencias o personas que admiro, pero creo que esto no nos da la libertad para ofender asi porque si. El lema de todos debe ser: "Las ideas no tienen derechos, la gente sí. No existe el derecho a no sentirse ofendido."

Creo que Herman Mehta ha delineado unas buenas preguntas que nos debemos hacer antes de blasfemar. Por lo tanto, cuando vayas a blasfemar preguntate:

¿Lo estas haciendo para llegar algún punto mayor?
¿Lo estás haciendo para entablecer una conversación?
¿Lo estas haciendo para simplemente molestar a los religiosos?
¿Que quieres lograr?

El Dia de Blasfemia se organizó porque el diario Jyllands-Posten publicó una serie de dibujos "blasfemos" sobre Mahoma, pero no lo hicieron por simplemente molestar, si no que querian apoyar la libertad de la prensa. Su punto fue que no solo porque tu crees que algo es sagrado, no significa que todos nosotros tenemos que creer lo mismo.

Si, puedes decir todas las cosas que pusieron en los comentarios de mi escrito y puedes decir cosas mucho peores, pero ¿cual es el punto? Si no tienes ninguno, estas llevando un mensaje negativo sobre los no creyentes y demostrando que eres un antisocial.

No quiero que mis lectores que comentaron piensen que eso es lo que pienso de ellos. Yo les solicité sus blasfemias, por lo que no pienso eso de ustedes. Pero en el futuro, cuando se topen con algún religioso o creyente y consideren decir algo negativo de sus creencias, consideren las razones de hacerlo y los exhorto a que lo hagan solo si logra el propósito de hacer un punto sobre la libertad de expresión, de prensa o la diferencia en pensamientos.

Ahora, continuen blasfemando y haciendole entender a la gente que un insulto a su dogma no es un insulto a ellos. Es muy diferente decir que Jesús es un imbecil, que decirle a Luis (el Testigo de Jehová que esta frente a ti) que él es un imbecil. En el primer ejemplo insultas una idea, en la segunda lo insultas a él.

Ahora, felicitemos al blásfemo mayor, Alkará Jose Hirám, quien se fué en un viaje y terminó escribiendo 22 blasfemias, a pesar de que la competencia se habia rendido cuando tan solo habia escrito 3. Pronto pondré un link en la columna derecha promocionando tu blog Hirám. ¡FELICIDADES!