Intenté ignorar lo más posible la oración del homofóbico y ridículo Rick Warren durante la juramentación de Obama, pero no pude una vez comenzó el espectáculo.
Por lo menos Obama nos tiró un huesito en su discurso cuando mencionó a los no-creyentes "non believers". Si fuera Bush el solo pensar en la palabra le ocasionaba que se le llenara la boca de espuma y comenzaran a temblar las masas neo-conservadoras.
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